Today one of our small dreams -- which was at the same time a need -- has become a reality. It was to have a vehicle to visit the tea plantations villages. The communities we serve are scattered over an area of 100 km in length by 60 km wide around Sreemongol. We had asked for help to buy the motorized tricycle that you see in the photos; in Bangladesh they are called CNG (Compressed Natural Gas) and are normally the vehicles humble people use as taxis to move around. We didn't want a spectacular off-road, but something simple and cheap not getting us too far away from the reality of the poor people we serve. Well, it happened that someone has sent us the money needed for it. How can we not believe in miracles if we see them every day? Thanks to God and thanks to their emissaries, who on this occasion have been Emilio, Merche and Mary, our special angels. Curiously, on our way back home in our brand new CNG people were surprised to see a couple of foreigners driving such a humble vehicle, and more than one has taken pictures from us...
Hoy hemos hecho realidad uno de nuestros pequeños sueños, que era al mismo tiempo una necesidad. Se trataba de tener un vehículo con el que poder visitar los poblados de las plantaciones de té. Las comunidades a las que intentamos servir están diseminadas en un área de 100 km de largo por 60 km de ancho en la zona alrededor de Srimongol. Habíamos solicitado ayuda para comprar el triciclo motorizado que ves en las fotos; en Bangladesh se les llama CNG (Compressed Natural Gas) y son los vehículos en los que la gente humilde se desplaza normalmente utilizándolos como taxis. No queríamos comprar un todoterreno espectacular, sino algo sencillo y barato que no nos alejara de la realidad de la gente pobre a la que servimos. Pues bien, hete aquí que alguien nos ha enviado el dinero necesario. ¿Cómo no vamos a creer en los milagros si los vemos todos los días? Gracias a Dios, y gracias a sus emisarios, que en esta ocasión han sido Emilio, Merche y Mary, nuestros ángeles particulares. Por cierto que en el camino de vuelta a casa montados en nuestro flamante CNG la gente se sorprendía al ver a unos extranjeros conduciendo tan humilde vehículo, y más de uno nos ha hecho fotos.
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