Spring storms are a scourge to Bangladesh. At this time of the year we suffer several of those storms. Strong wind and rain devastate some areas in the country. This year as well, and the last three nights we have had startling thunderstorms. Last night was the worst. In the pictures you will see the desolating view around our house and our neighbors’ houses this morning. At least 60 trees broken off or uprooted; some fallen down on top of the houses and the electric line. But Bangladeshi people are amazing; from 5 in the morning you could hear hatchets and machetes at work. Men, women and children were already cutting branches and fallen trunks that will provide them with firewood for a while, working together and very well organized. I soon realized that I was the only worried; people around me are more used than me to mishaps and miseries. Where I was seeing a calamity, they perceived an opportunity, a new beginning. I must thank God every day for the gift of living with these wonderful people.
Las tormentas de primavera son un azote en Bangladesh. Cada año por estas fechas sufrimos varias. Vientos huracanados con fuertes lluvias asolan el país. Este año no podía ser menos, y las tres últimas noches hemos tenido sobrecogedoras tormentas. La noche pasada ha sido la peor. En las fotos que acompañan este artículo verás el desolador panorama que podía verse esta mañana alrededor de nuestra casa y de las casas de los vecinos. Al menos 60 árboles desgajados, rotos, o arrancados de raíz; algunos han caído encima de las casas y de la línea eléctrica. Pero estas gentes bangladeshís son asombrosas; ya desde las cinco de la madrugada se oía el repiqueteo de las hachas y los machetes. Hombres, mujeres y niños ponían a mal tiempo buena cara y estaban ya cortando las ramas y los troncos caídos que les van a proporcionar leña para el fuego de sus cocinas durante una buena temporada, trabajando juntos como hormiguitas. Me he dado cuenta enseguida de que el único que ponía mala cara era yo, nuestros vecinos están más acostumbrados que yo a los contratiempos y las desdichas. Donde yo veía una catástrofe, ellos veían una oportunidad, un nuevo comienzo. Todos los días tengo que dar gracias a Dios por el don de vivir con estas gentes.
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